perdernos para reencontrarnos

Hola ,

Una semana más, una semana en la que aunque a veces no nos demos cuenta, hemos incorporado nuevos aprendizajes que ya nos están transformando

Como comentábamos la semana pasada, la transformación es a cada momento, en la convivencia, en la relación con los demás, con el entorno (no solo con las personas), en la relación con nosotras, con nosotros

Es interesante que a pesar de nosotros la transformación se produce

Y es interesante que si esta transformación la hacemos consciente, entonces podemos ser un auténtico apoyo en nuestras vidas

En este viaje de reencuentro y de transformación, perdernos es parte de la transformación y el reencuentro

Nos perdemos para evitar, de forma inconsciente, el camino de regreso, y ¿para qué hacemos esto, aunque sea de forma inconsciente, qué hay detrás?

Tal vez nos perdemos para no dejar salir esas partes de nosotras, nosotros, que nos molestan, que no queremos ver, ni que sean vistas, que pensamos nos van a hacer daño si las observamos, tocamos, sentimos

Estas partes, en todos y todas, a las que no queremos dar espacio, esas que queremos negar que viven en cada uno, cada una…

Y cuanto más las alejamos, más presentes
Y cuanto más las negamos, más presentes
Y cuanto más las disfrazamos, más presentes

Estas partes “molestas” gritan a veces para que despertemos nuestra naturaleza instintiva

Inseguridad, inflexibilidad, rigidez, desconfianza, resentimiento, falsedad, desconexión…

Son las que despiertan nuestra seguridad, flexibilidad, nuestra fluidez, nuestra confianza, nuestro amor profundo a la vida, nuestra autenticidad y nuestra conexión

Y lo mismo ocurre con la soberbia, la avaricia, la ira, la envidia, la lujuria, la gula, la pereza, son parte de nosotros y si las negamos nos «gritan» para que despertemos:

La soberbia que forma parte de todos, todas, grita para despertar y observar nuestra humildad

La avaricia, que forma parte de todos, todas, grita para despertar y observar nuestra generosidad

La ira, que forma parte de todos, todas, grita para despertar y observar nuestros límites

La envidia, que forma parte de todos y todas, grita para despertar y observar aquello que quisiéramos traer de una manera y otra a nuestras vidas

La lujuria, que forma parte de todos y todas, grita para despertar y observar aquello que ansiamos disfrutar con auténtico placer

La gula, que forma parte de todos y todas, y grita para despertar y observar aquello que queremos conservar y retener

La pereza, que forma parte de todos y todas, grita para despertar y observar aquello que se nos hace grande, muy grande de abarcar

Observemos que estas partes de nosotros nos hacen humanos y nos quieren mostrar lo que hay detrás

Cuando las negamos es cuando se hacen presentes en nuestro entono, en nuestras acciones, en nuestras habilidades, en nuestras creencias, en nuestros valores, en nosotros

Y con esta reflexión me gustaría que pusieras tu mano derecha sobre tu hombro izquierdo y tu mano izquierda sobre tu hombro derecho y abrazaras en ti todas y cada una de las partes que están dándote información de hacia dónde es la transformación, sin juzgar, sin etiquetar, sin huir

Hasta la semana que viene , a por una semana en la que cuando nos demos cuenta, nos abracemos y escuchemos para transformarnos

¡Seguimos adelante!

Blanca

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