Hola a todas
La semana pasada la reflexión iba orientada hacia la infancia, hoy siguiendo este hilo os traigo una reflexión sobre esas niñas que habitan en nosotras, independientemente de la edad que tengamos
A veces nuestra «Yo niña», aparece y nos visita trayendo viejas heridas generadas en la infancia o la niñez y pasamos de sentirnos mujeres con confianza, seguridad, abiertas al mundo, conectadas, a sentirnos como niñas sin todas nuestras habilidades, sin acceder a nuestras posibilidades
Este tema mueve mi curiosidad y mi atención, me encanta bucear en las investigaciones, estudios, formaciones y descubrimientos que voy encontrando, para seguir el camino de comprender más y más profundamente estos impactos emocionales que permanecen y poder sanar las heridas emocionales generadas en la infancia, la niñez, la adolescencia, la juventud
Esas heridas que arrastramos a lo largo de la vida y que de una u otra manera están interfiriendo en nuestras vidas sin que seamos muy conscientes de ellas a veces
Y no las localizamos porque nos resultan tan abrumadoras que nuestro propio sistema nos ayuda a dejarlas a un lado
Imaginad que sistema más protector tenemos, es como tener una guardiana interior que vela por nosotras y cuando detecta que estamos abrumadas decide bloquear el acceso para evitarnos el dolor.
Hace saltar nuestras alarmas cuando algo nos pone en contacto con lo que fue un impacto emocional
Y somos nosotras mismas tomando la decisión inconsciente de dejar aquello que dolió a un lado, para qué remover, para qué observar, para qué volver a aquello que dolió
Eso me he escuchado yo en muchas ocasiones antes de comenzar el viaje o la aventura de descubrir ¿para qué Blanca, para qué?
Y ahora lo escucho a menudo a otras personas que me hacen esta pregunta a mí ¿Para qué Blanca, para qué sanar esos impactos? Mejor olvidarlos
Lo que yo he ido descubriendo, es que es mejor sanarlos para vivir sin huir o luchar, para vivir y no sobrevivir.
Observarlos, escucharlos, sentirlos, renegociarlos con nosotras mismas, no nos va a evitar el sentir, pero si nos va a evitar sentirnos abrumadas por lo que sentimos, y esto es algo muy diferente
Cuando las emociones y las sensaciones nos abruman es que estamos haciendo un viaje en el tiempo y que algo nos está arrastrando de tal manera que abandonamos el presente
Y a veces juzgamos estos impactos emocionales desde la mirada de nuestras mujeres adultas y tratamos de huir justificando que realmente fue una tontería, algo sin importancia y en esta huida nos agotamos
Y tal vez para un adulto aquello vivido es insignificante, pero para aquella niña, chica, adolescente, joven, lo vivido con dos años, ocho años, doce años, quince años o 18 años, tuvo tal impacto que vive en silencio en su interior
Algo que he ido observando y experimentado es que esos impactos emocionales viven en nosotras esperando ser observados, escuchados y permitidos sentir por nuestras mujeres adultas
No desde el juicio, y sí desde la escucha, la comprensión y la renegociación
Y en esta curiosidad de comprender también os digo que me encontré a veces en procesos de auto observación tan duros, que querían ir tan rápidos, que el efecto fue de sentir ese estar tan abrumada que finalmente tan solo quería cerrar todos los cerrojos y no permitir el acceso. Ahora comprendo que el umbral de tolerancia en ese momento fue sobrepasado y mi guardiana me protegió
Puede ser que a algunas personas les funcione, no lo dudo, pero he comprobado que cada persona es un mundo, que cada una tenemos un umbral de tolerancia que tiene que ser respetado y honrado
El auto-descubrimiento puede resultar a veces confuso mientras se integran los descubrimientos, pero no tiene que ser un proceso en el que nuestro sistema se abrume y sobrepase
Esto solo lleva al ¿para qué? Y al dar más control a nuestra guardiana interior que a veces no descansa en su alerta, lucha o huida
El descubrirnos y renegociar nuestros impactos emocionales es para mi un proceso de liberación momento a momento
Así es que vayamos paso a paso en nuestros procesos, respetemos nuestros tiempos, vayamos dando confianza a nuestra guardiana interna para dejarnos observar, con cariño y comprensión, esos impactos emocionales
Para que nuestros ojos adultos no huyan ventilando la observación con un «es una tontería»
Una sensación de inseguridad y miedo quedo atrapada
Una sensación de limites sobrepasados y enfado quedo fijada
Una sensación de desconfianza y rechazo quedo atrapada
Una sensación de tristeza y abandono quedo anclada
Una sensación de no poder expresar y de falta de identidad quedo atrapada
Una sensación de desconexión quedo congelada
No no son tonterías, son heridas que en su día quedaron viviendo en nosotras y ahí siguen
Y es que no es tanto lo que ocurrió, es la sensación que se congeló en nosotras, es el impacto lo que nos marco
Así es que vamos a observar, cada una a su ritmo, esos momentos de sensaciones congeladas, atrapadas, fijadas, ancladas, que nos arrastran a veces, vamos a escuchar estas sensaciones con mucho cariño y comprensión, con paciencia y a nuestro propio ritmo para que podamos así renegociar con ellas
Mi propuesta para esta semana es observarnos y escucharnos en nuestras «cosillas», en esas sensaciones que no nos gustan ni un pelo, con mucha paciencia, mucho cariño y comprensión y que entendamos que el camino es desde el apoyo y no el juicio, desde la paciencia (ciencia de la paz) y no desde el impulso, la rapidez, el ya, ya, ya
Y ¿para qué?
Para vivir, vivir, vivir y no estar huyendo, luchando, sobreviviendo
¡A por una semana todas de auto achuchones sea lo que sea que nos visite!
¡Seguimos adelante!
Blanca