Hola ,
Cuando empiezo a escribir cada email espero a unirme a algo que vibra fuerte en mi y que está «diciéndome» «esto es lo que hay en ti comparte, que vuele y que toque a quién tenga que tocar o no»
A veces son reflexiones y compartires más livianos y otros son intensos
Esta semana sentí fuerte una reflexión sobre el bombardeo que nos rodea sobre una necesidad que hemos generado de «cambiar algo en nosotras, nosotros…»
Durante varios días he estado planteándome preguntas que he dejado que se fueran recolocando en mi
¿Qué hay que cambiar en una?
¿Tenemos que dudar de que tal y como somos, somos?
¿Es lo mismo cambiar que transformar?
¿He cambiado en todos estos años, qué ha ocurrido en mi ?
¿Qué puedo compartir para aportar sin crear una necesidad de algo, que ahora siento está haciendo tanto daño?
La venta y bombardeo sin límite de cambio, de «felicidad», de formulas milagrosas a la que estamos expuestos, de o te adaptas o mueres en el intento, de tu imagen no es la que tiene que ser, de haz y haz, y haz esto, lo otro lo de más allá
¿Son un apoyo o generan más ansiedad, tristeza, enfado, búsqueda sin fin?
Con el corazón en lo que escribo, no creo que tenemos que cambiar nada en nosotras, nosotros, tal y como somos somos únicas, únicos.
Eres única…
Eres único…
No es alimentar el ego, ni el narcisismo, es nutrir lo más dañado en nuestro corazón, y hay tanto dañado
Pensar que tenemos que cambiar es afirmar rotundamente que hay algo mal en nosotras y pensar o sostener que hay algo malo en nosotras es generar una ansiedad, tristeza, enfado, bloqueo, tensión e invitar a las polaridades.
Y a todo esto yo me rebelo, no, no, no, no hay nada malo en ti, en mi, no
De verdad siento que no se trata de cambiar, se trata de darnos cuenta de qué es lo que rechazamos de nosotros y nosotras y sentarnos a escuchar qué hay detrás de este rechazo a nuestra intensidad, nuestro rudeza, a nuestro enfado, nuestra tensión, nuestra mala higa, nuestra sensibilidad extrema, nuestra rebeldía, nuestros gritos, nuestro depresión, nuestro orgullo, envidia, nuestra soberbia…
¿Qué nos quieren decir?
Y tan solo puedo compartir desde lo que yo he vivido, cómo podría hablar de lo experimentado por otras personas, así es que aquí va lo que yo he vivido y vivo
No creo haber cambiado y me he dado mucha tralla, buscando, buscando ese ansiado cambio y este camino lo que me ha ayudado en realidad es a darme cuenta de que lo que rechazo en mí es el mayor tesoro que puedo ofrecer al mundo.
Me visitan todavía dolores parecidos, me bloqueo en cosas parecidas, me visitan la veces las narrativas de antes, mi cuerpo se tensa ante ciertos estímulos siguiendo unos patrones y algunas emociones tienen una historia larga.
Y la verdad es que visitar esto de vez en cuando aún, me permite sentir muy cercano los dolores, miedos, enfados, rechazos, alegrías de los demás y hace que me de cuenta de que el día que deje de sentir esto ya no estaré aquí porque o estaré en el otro mundo o estaré tan alejada de mi que no me reconeceré
Y claro leyendo esto, tal vez te viene ¿Vaya, entonces para qué todo el camino hecho Blanca, entonces para qué seguir y profundizar si el cambio no se produce?
Y la respuesta ahora es que todo este camino a veces maravilloso, a veces de dolor, ha sido y es para sentarnos con nosotras mismas a charlar y no echarnos la bronca, para apoyarnos y no darnos caña y estancarnos, para transformar el rechazo, el dolor, el enfado, el miedo, la tristeza antes de que se instalen y se hagan ya un automatismo continuo que nos alejen de nosotras y el mundo que compartimos
Somos una, somos uno, siento esto muy muy profundo, vivimos pensando que somos diferentes del otro, la otra, a veces nos comparamos y sentimos más, a veces nos comparamos y nos sentimos menos y nada más lejos de esto, la verdad es que yo creo que comparto contigo, con todas y todos todo un mundo, somos uno, somos una
Si abrimos nuestro corazón, nuestra mente, nuestro cuerpo, y nuestra conexión a nuestras verdades más profundas y nos sentamos con esa parte de nosotras que estamos empeñadas en alejar, en cambiar y nos escuchamos, se transformará algo grande
Y en vez de sostener tensión, enfado, tristeza, miedo, frustración, rechazo, nos daremos cuenta de que todo esto es nuestro mayor tesoro y que cuando nos vemos, olemos, escuchamos, tocamos, saboreamos tal cual, algo maravilloso ocurre en nosotras y vemos, olemos, escuchamos, tocamos y saboreamos a los demás como si fueran nosotras mismas y esto es un gran regalo, el mayor regalo
Tal como tú, yo…
Tal como tú y yo, todas, todos…
Bienvenida toda tú, bienvenidas todas nosotras, todos nosotros…
Que el bombardeo de «tener que cambiar» no te haga aléjarte de ti, que la necesidad creada de cambiar no te produzca ansiedad o tristeza o miedo, que cambiar no sea lo importante en ti
Que transformar tu relación contigo y escucharte con todo tu corazón abierto te mueva
Tal y como eres eres parte de todos y cada uno de nosotros
Y con toda esta intensidad hoy te mando un abrazo enorme
A por una semana de sentarnos a escuchar aquello que nos damos cuenta queremos cambiar en nosotras , y démosle la bienvenida, en esa parte está escondido nuestro mejor regalo al mundo
¡Seguimos adelante!
Blanca