Hola ,
La semana pasada compartía contigo como en nosotras conviven tres cerebros, relacionados con nuestra historia de evolución y como cada una de estos cerebros guardan su espacio en nosotras, conocerlos, comprenderlos es darnos comprensión y donde hay comprensión se despierta el amor
Creer que tan solo uno de ellos es importante, es limitar nuestra vida, nuestro caminar
A lo largo de la vida, nos encontramos con situaciones, eventos que van dejando su huella en nosotras, a veces sin darnos ni cuenta, la huella de estos eventos o situaciones ha quedado impresa en lo más profundo de nosotras, en nuestro sistema nervioso y lo que no vemos, escuchamos, sentimos, de lo que huimos, lo que nos mantiene en una lucha constante, lo que se quedo congelado en nosotras, tiene aquí su espacio de refugio
Cada experiencia, si nos abrimos a ella, produce un despertar
A veces hay experiencias que son tan abrumadoras que el despertar requiere de una suavidad profunda y amorosa, al mismo tiempo de una valentía y honestidad inmensas, de nuevo se unen aquí la vulnerabilidad y la fortaleza…
Los opuestos siempre buscan unirse en una danza, si nos damos permiso
Después del despertar de un movimiento hacia fuera, hay un periodo de quietud, de descanso, de ir hacia adentro, de «dormir» tal vez tan necesario para el siguiente amanecer
La naturaleza tiene ciclos y como ella, nosotras vivimos en estos ciclos, somos naturaleza…
El movimiento natural es estar, mostrarnos, en los ciclos de despertar y refugiarnos en los ciclos de ir hacia dentro, buscando un espacio interno en el que habitar
Expansión, contracción, activación, desactivación, dar y recibir, hacia dentro, hacia fuera…
Cuando nos damos el tiempo y el espacio de explorar, de poner curiosidad en nuestros espacios internos, desde la ternura, desde la travesura del juego y el disfrute, desde la determinación, nos abrimos a nuevas comprensiones que nos abren a un nuevo ciclo
Ni mejor ni peor, diferente
Seguimos adelante , con curiosidad y con la chispa de comprendernos y abrazarnos
Seguimos adelante
Blanca