A veces tenemos un patrón de conducta tan sostenido por nuestro entorno, nuestras habilidades aprendidas, nuestras creencias y sentido de nuestra propia identidad que no tenemos conciencia de lo que nos limita, lo que nos ha limitado y lo que nos limitará.
Es en estos casos, en los que sólo “algo” más grande que nosotros, puede abrirnos a esta realidad sobre nosotras mismas, y este “algo” puede ser una experiencia profunda de vida o en muchos casos las hijas e hijos.
Es cuando observas en ellos y ellas ese patrón, cuando te das cuenta de la tremenda limitación que este supone y es cuando te ves, tú, como modelo de ese patrón para ellos.
Es en este momento cuando estás dispuesto a recorrer un camino de ¿cambio? Yo lo llamaría mas bien transformación, porque opino que cambiar algo es menos profundo que transformarlo, al transformarlo no me estoy rechazando, estoy adaptando una parte de mi a una nueva conciencia.
En cualquier caso este camino de transformación, de esa parte de mi, es un autentico viaje a lo desconocido, es un viaje a la vulnerabilidad y la ambigüedad interna más grande. Este viaje supone una valentía que toca la heroicidad.
Cuando este patrón, que uno confunde consigo mismo y lo asume como propia identidad, es la falta de respeto por ti mismo, entonces el camino se torna tan oscuro que las lagrimas te saltan a cada paso, las dudas son tu pensamiento recurrente y los pinchazos al corazón parecen estar a la orden del día…
Por eso es tan importante tener conciencia de esto y enseñar a nuestros hijos e hijas que el primer respeto es por uno mismo, que esto no es egoísmo, es autenticidad, y que este respeto por uno mismo tiene consecuencias a corto plazo, tal vez no muy agradables, aun así a medio y largo plazo la consecuencia es que sientes tu fortaleza, tu valía y el don de vivir, de aceptarte como algo grande y de ser pieza importante e única en este mundo.
El respeto por uno mismo no es pisar a los demás para ser la primero, es vivir pensando, diciendo, sintiendo y haciendo lo que es tuyo y no de otros. Es decir NO aunque las consecuencias sean duras en el momento y te cueste el rechazo o el enfado del otro u otra. Es saber poner limites sin violencia y si con determinación y presencia, con respeto por el otro y con auténtica compasión por el que no se respeta a si mismo y te está intentando doblegar para sentir su fortaleza…
El respeto por uno mismo se alimenta desde pequeños acompañando y procurando a los niños y niñas que elijan entre opciones, que asuman las consecuencias de elegir SI o elegir NO, dejando que sientan su fortaleza al decidir entre opciones, que vivan que decidir y elegir de una forma honesta es respetarte y que si tú te respetas, las personas que te rodean te respetan y quien no te respeta es porque no conoce todavía su propio respeto y esto es motivo de compasión hacía el o ella y no es motivo para doblegarte.
Las elecciones desde tu propio respeto son las que te ponen en el camino de lo que realmente quieres, aunque a veces ni siquiera sepas, todavía, que es aquello que quieres traer a tu vida.
Aprende a respetarte y vive respetando.