Por un instante soy capaz de sentir que “la realidad” es la que en este preciso momento estoy creando yo, al ver, oír y sentir, en mi cuerpo, en mi mente y en mi espíritu…
El pasado en este preciso momento no es real, el futuro en este momento no es real, y entonces ¿Qué nos hace caer en esa sensación y hasta en la certeza, de que el tiempo, pasado o futuro es el presente de nuestras vidas?
¿Acaso el pasado es capaz de impedir que ahora sienta el teclado del ordenador, en mis dedos, mientras escribo esto? ¿Acaso el futuro me limita para oír el ruido que hacen mis dedos al pulsar las teclas? y ¿El pasado es capaz de ponerme una venda en los ojos e impedirme ver la pantalla sobre la que surgen las letras, las palabras, los pensamientos en este preciso instante?…
Qué curioso, algo que en este momento no ocurre o que aún no ha ocurrido, nos hace perder esta sensación grandiosa de aquí y ahora. Tal vez esa tendencia a vivir el presente “dominado” por el pasado o futuro, sea para eludir la responsabilidad de que lo que percibimos y sentimos en este preciso instante es algo que cada uno creamos y es sólo responsabilidad nuestra.
Tal vez la falta de responsabilidad respecto a lo que percibimos e interpretamos de la realidad en cada momento es lo que nos aleja de esa capacidad de saborear el no tiempo, y nos atrapa en esa trampa de no disfrutar de lo que en cada segundo percibimos y sentimos, de ese milagro maravilloso de plena consciencia.
La vida nos atraviesa a cada instante y solemos huir de eso cada instante. Evitamos vivir lo más humano del aquí y ahora, es decir, lo que nos dicen nuestros sentidos en cada momento. El presente es algo cambiante y único y nosotros tendemos a hacerlo estático y al mismo tiempo repetitivo…
Vivir la alegría, vivir la tristeza, vivir los miedos, vivir el enfado…, y darles espacio, para que no acaben con “la realidad” de que ese aquí y ahora existe y no son nuestro pasado, ni nuestro futuro.
¿No es curioso saber que sólo uno puede sentir cómo late su corazón o cómo el aire entra en sus pulmones y se expande?, sólo cada uno tenemos la capacidad de tensar y destensar nuestro cuerpo y podemos “cambiar” nuestras emociones, lo que fue hace un segundo no es lo mismo ahora; sorpresa, alegría, confusión, enfado, miedo…
Esto lo hacemos presente a través de nuestros sentidos y le damos vida en nuestro cuerpo, nuestra mente y nuestro espíritu. Y lo más apasionante es que si nos hacemos responsables de todo esto, podemos escuchar, sin culpa y sin juicio: “Aquí y ahora, sólo yo creo mi presente”…
¿Cuál es el presente que estás creando?
Blanca Fernández-Cid Hall.